Realmente nada que ver con Luther King, pero sí tuve un sueño, un sueño de esos que dices: ¡Ah, no ma! ¡wey, que buen viaje! ¡pooots, a su pinche madre!
-Hola ¿qué haces por acá?
-Solo vine a saludarte.
-Me da mucho gusto que hayas venido, hace tanto tiempo que no nos veíamos.
-Desde la secundaria.
-Sí, desde la secundaria. ¿Y solamente vienes por eso?
-La verdad es que en estos meses he pensado mucho en tí.
-Yo también, siempre me quedé con la incertidumbre y con las ganas de decirte...
-¿Decirme qué? Dímelo.
-Emmmm... yo... me pregunto... si... ¿Quieres ser mi novia?
-Sí, en verdad venía por eso.
-Orale ¡Qué cinturón tan padre! Me lo voy a comprar ¿cuánto cuesta?
-Cuarenta.
¿Cuarenta? Démelo, me lo llevo.
-Abrázame
-Sí...¿te pasa algo? ¿qué tienes? ¡responde! ¡ayuda, un doctor!
¡Se coloca en "home" y está listo para batear! El pitcher está listo, observa la señal, lanza y... ¡ahí está el batazo elevado... se va, se va, se va, se fue... hasta la tribuna! ¡batazo de home!
-Bueno, dime ¿qué haces? Me ha sido muy extraño que aparezcas y hagas todo esto.
-No sé que decirte, si te extrañaba y te quiero... déjame aquí, ahorita voy, esperame.
-Te espero.
Son las 5:30 a.m.
Hora de levantarse.