26 julio 2007

Ser

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Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de sí,
pero mi historia es difícil:
no voy a hablarles de un hombre común.
Haré la historia de un ser de otro mundo,
de un animal de galaxia.
Es una historia que tiene que ver
con el curso de la Vía Láctea.
Es una historia enterrada.
Es sobre un ser de la nada.

Nació de una tormenta
en el sol de una noche,
el penúltimo mes.
Fue de planeta en planeta
buscando agua potable,
quizás buscando la vida
o buscando la muerte
eso nunca se sabe.
Quizás buscando siluetas
o algo semejante
que fuera adorable,
o por lo menos querible,
besable, amable.

Él descubrió que las minas
del rey Salomón
se hallaban en el cielo
y no en el África ardiente,
como pensaba la gente.
Pero las piedras son frías
y le interesaban calor y alegrías.
Las joyas no tenían alma,
sólo eran espejos, colores brillantes.
Y al fin bajo hacia la guerra…
¡perdón! quise decir a la tierra.

Supo la historia de un golpe,
sintió en su cabeza cristales molidos
y comprendió que la guerra
era la paz del futuro:
lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida.
La última vez lo vi irse
entre el humo y metralla,
contento y desnudo:
iba matando canallas
con su cañón de futuro.

CANCIÓN DEL ELEGIDO
Silvio Rodríguez
1969

Más sobre "ser", pero de otras mentes...

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24 julio 2007

El mundo y el hombre

Los antiguos hablaban del hombre como un mundo menor, y realmente el término es de lo más acertado, pues si el hombre se compone de tierra, agua, aire y fuego, el cuerpo de la tierra es lo mismo. Del mismo modo que el hombre tiene en su interior huesos como soporte y armazón para la carne, el mundo tiene las rocas que sustentan la tierra. Del mismo modo que el hombre tiene un estanque de sangre donde los pulmones se expanden y se contraen cuando respira, el cuerpo de la tierra tiene su océano, que también sube y baja cada seis horas con la respiración del mundo. Del mismo modo que de este estanque de sangre salen las venas que se distribuyen sus ramificaciones por el cuerpo humano, el océano cubre el cuerpo de la tierra con un número infinito de venas de agua.

No obstante, en el cuerpo de la tierra faltan los nervios, y su ausencia se debe a que la finalidad de los nervios es el movimiento. Como el mundo es perpetuamente estable, nunca tiene lugar ningún movimiento y, en ausencia de movimiento, los nervios no son necesarios. Pero en todo lo demás, el hombre y el mundo presentan grandes parecidos.

Leonardo da Vinci.

17 julio 2007

Rojo

Recuerdo el primero de primaria por que fue el primer año serio de escuela que tuve. No fui al kinder, preescolar o como quieran decirle.

Ahí estaba yo, un niño llorón que cuando pensaba en mi madre echaba mares de lágrimas. Pasó aproximadamente un mes para las primeras pruebas de las materias.

Por otra parte, mi padre me llevaba al colegio todos los días por la mañana y hacíamos un recorrido en el que en la última recta del viaje se podía ver el amanecer, y el sol se veía rojoanarajamarillo... pero para mí era más rojo. Me gustaban esos viajes.

Regresando a los exámenes. Un día tuve la prueba de inglés; anoté mi nombre y todo ese protocolo que se sigue hoy en día. En una instrucción decía más o menos así: "Draw and color THE SUN" (Dibuja y colorea "EL SOL").

¡A su ma! ¡el sol! Me dediqué con esmero a la obra... y terminé: "Un sol rojoanaranjamarillo, rojo para mí había quedado plasmado para la posteridad en aquél papel... ¡oh, sí! Lo recuerdo claramente ¡oh, sí! ¡oh, si!"

Se acercó la maestra:

-Voy a recoger los exámenes... ¡a ver, a ver! ¿qué es esto? preguntó. -El sol, respondí. ¿Cuándo has visto un sol rojo? ¡no es posible! Gritó la maestra y los demás se rieron.

Sacó del bolso de su blusa un bolígrafo rojo y tachó de inmediato mi trabajo mientras los demás seguían burlándose de lo acontecido. Desde entonces no dibujo soles, o los dibujo a medias y sin color... ¿qué tiene? Sí, me quedé traumado, de ahí que lo recuerde con detalle.

Roja es la sangre que imagino que podría salirle a aquella maestra de la nariz si la viera y me hiciera lo mismo.

Más sobre rojo, pero sin tanta sangre...

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12 julio 2007

Si yo fuera...

Si yo fuera Dios, primeramente aceptaría mi perfección, después toda mi sabiduría y al final me preguntaría: ¿No seré acaso humano?

Luego de pensarlo por largo tiempo sentado en un sillón comodísimo en algún punto del inacabable universo, revisaría mis actividades a realizar, seguramente tendría que viajar a donde alguna vez mi pensamiento dejo vestigios de tierra para crear vida ahí y en donde se me diera la gana también, sin embargo anotaría en mi lista de pendientes la pregunta que todavía no habría de resolver. Al final tendría una conclusión lamentable que no acabaría con mis deseos de respuesta: "Tengo que admitirlo, he fallado. ¡Da igual! La única cosa segura es que tengo que seguir por ahí creando maravillas... ¡si! Primero creé al hombre... ¡Baaaa! ¡Echando a perder se aprende!"

¡Y a bajarme la soberbia!

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06 julio 2007

Cansado

Nada que ver con las publicaciones que llevo acerca de una historia larga.

Hoy mi hermano hizo algunas maravillas para poder reconectar el internet en la casa y al fin puedo sentarme a escribir. Ya estaba cansado de ver telvisión.

Estos días han sido difíciles, primero una situación tormentosa con la autoridad, después terminó con el pie dañado, esta semana me cansé de que me pasaran estas cosas que no debían pasar, en fin, ya está.

Tanto ruido en la televisión sobre tantos muertos en tantos países aturden mi cabeza y me dan nauseas. En la calle solo pasan las personas como locas, cada quien a su destino, pocos se saludan, y los que se saludan se dan la vuelta y apagan su sonrisa; estoy cansado de haber visto y escuchado esos ruidos de la tele y de la hipocresía de la gente.

De cualquier modo, como cualquier ser humano después de una situación "traumática" se arrepiente de muchas cosas que hacen preciada la vida: "cosas pequeñas y tontas como en el tumulto" (dice un canción de Silvio), me arrepiento de haber sentido todas esas cosas como fastidiantes, incluso decía que me hartaban de algún modo... no saben cuanto extrañé la tele, la gente, los perros que nunca se callan, mi madre que de vez en cuando me llena de actividades hogareñas, el trabajo y demás... al final descubrí que no me son fastidiosas todas estas cosas, sino que de vez en cuando, te logran cansar... solo un poquito.

Más sobre el cansancio:
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