Fue el tiempo.
Regresaron y chocaron en ese segundo cósmico que no duró un segundo cósmico. Duró solo un segundo. Fue más la pupila científica que el deseo: Decir, decían, quisieron decirse. Fue más el golpe lento despertar del letargo que el incorporarse a la realidad, a ese vuelco momentáneo; al recordarse en ese encuentro. Y el balbuceo se apoderó de ambos. No todos los destellos dejan lucidez cuando se encuentran. Esta vez no supieron quienes fueron.
Nuevos pensamientos son, y serán: pasado viajero.