26 enero 2013

Retorno

De repente volteas, añoras, revives, resientes, lees un poco de Sartré y la Náusea te invade igual o peor. Te vuelves poeta.

No vas a cafeterías, no es tu estilo. Simplemente caminas, de regreso a casa, por las mismas calles, respirando el aire cargado de olor a caño de siempre. ¿Inspiración? ¿De dónde? No hay, no existe. Son los quince minutos más interminables; a cada paso se aumentan cien metros de distancia a casa, pero también se avanza, habrá que llegar un día. 

¿Qué será, mañana? ¿Dónde está esa mano que antes te buscaba? ¿Dónde la risa que reía con tu palabra? ¿Dónde la locura, el no poder dormir? ¿Dónde la precoz emoción, el tartamudeo inicial? ¿Dónde? o ¿A dónde van?

No hay dolor en los pies, y el punzar de las sienes no equipara el del alma. ¿Qué ha pasado? Te has preguntado lo mismo desde tu partida en aquellas tierras lejanas. ¿Qué has hecho mal? Sabes que poco ¿Miedo? Quizá... ¿A qué?... Puntos suspensivos...

Retornarás a la senda de la luz, del camino arcoiris, siempre y cuando puedas, a pesar de tu voluntad, volar después de hablar...