Me acordé de tí el otro día que,paseando por la calle me topé con el perro muerto cuya alma se desprendía y me decía "¡Nos vemos allá, en el paraíso que creas!"
Al igual que tu, me sorprendí y me di cuenta de que en realidad no siento deseos de llegar un día a ese sitio. Pienso que ese perro por algo me lo dijo, justamente antes de que cruzara la calle y pisara a esa hormiga que decía "¡Maldito bastardo, tan grande que estas! ¡Te crees la maravilla!"
Una vez que pisé la hormiga pase a la tienda para comprar una bolsita de pasto instantáneo y un poco de agua; y al salir, sentí como en el suelo se hacía una grieta enorme y abismalmente profunda. Decidí saltar al vacío, y después de cruzar el centro de la tierra me encontre en un país distinto al mío, ahí ya no comían pasto instantáneo, ahí habían descubierto que las nubes de ozono hacían un mejor efecto en el sistema nervioso y digestivo, además todas las personas tenían los ojos rasgados y hablaban distinto. Yo no podía caminar ya que estaba impresionado con aquél mundo tan distinto. Observé el semáforo en rojo que estaba arriba de mí y sentí como la saliva me escurría por el cuello, detrás de mí, la jirafa se me quedó mirando muy seriamente, y groseramente me dijo: "¿No piensas moverte estorbo?" Me sentí aliviado por que al fin había visto que en esa nación y en la mía, las jirafas eran algo que teníamos en común; esto no le importó a ella, quien con una patada me lanzó a la banqueta.
Mi pasto estaba a punto de acabarse cuando llegué a la estación de tren. Ahí había viajes gratis a toda direcciónes.
Pude ver como abordaba una familia de pingüinos en el subterraneo polar: "Vamos a ver a tus tíos al polo norte, se tienen que comportar ¿entendieron?", decía la madre, "¡Pero mamá, hace un año que fuimos y las aguilas habían devorado a la mitad de la familia, yo no quiero ir", decía uno de los críos. Y así se la pasaron discutiendo por todo el andén.
Yo decidí tomar el Ibérico. Me llevaba desde donde estaba hasta Lisboa en solo 20 minutos.
Tomé el boleto y pude ver que decía:"Este boleto vale para el único viaje que cambiará su destino" (Qué buen sloggan para esa empresa)
Justo cuando estaba apunto de poner un pie en el vagón escuché la voz de mi madre: "¡Orale cabrón, todavía no haces la cama y ya estas paseandote por este lugar que ni conoces! ¡Ven acá!" me tomó por la oreja y me llevó arrastrando por todo el andén. Los padres pingüinos tapaban los ojos de sus pequeños para que no presenciaran la brutalidad con la que mi madre me jalaba, luego me llevó afuera de la estación caminamos hasta la grieta por la que había llegado y nos lanzamos de regreso, atravesando el centro de la tierra y saliendo sobre la banqueta, frente a la tienda donde compré el pasto y después vi a la hormiga que se retorcía y veía felizmente como me llevaban a casa. "Ve, ahí está el perro que trajiste anoche a la casa, todo atropellado" Me dijo mi madre antes de entrar a casa. Una vez dentro, me quedé pensando en lo ocurrido, riéndome mucho.
Te decía que me acordé de tí, por que cuando te vas y me quedo solo y mi cabeza ya no piensa en nada claro, como que se queda en un estado extraño e imagino tantas cosas, tantas, que siento que soy parte de mis delirios. Tal vez lo haga para dejar de sentir la lentitud del tiempo cuando no te veo ni te leo ni te escucho ni te siento o para esperar el momento fugaz en que puedo hacer todo lo contrario... verte, leerte, escucharte, sentirte, olerte... En fin... eso y muchas cosas más pasan cuando me dejas solo... a veces las escribo... gracias por decirme esas cosas anoche...
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