-Tienes una misión Yotta: una vez que hayas recibido a Éxine en Polibio, debes asegurarte de que su identidad natural regrese a su conciencia. No puedes enviarlo de regreso sin asegurarte de eso.
Después de recordar la instrucción de Lustukruv, Yotta siguió notando que el recién llegado mantenía firme su postura de ser un terrícola común y corriente, así que dejando a un lado las formalidades, entro a una sala donde había un sillón reclinable e invitó al huésped tomar asiento.
-Es necesario- pensó Yotta, y un rayo azul salió del techo para colocarse entre los ojos del que había tomado asiento.
-Éxine: Eres la reencarnación de la energía cósmica que ha viajado por milenios a través de todas las galaxias hasta encontrar un lugar habitable y propicio para que puedas desarrollarte. Tu crecimiento está completado. Olvidarás tu nombre terricola y seguirás las instrucciones precisas para salvar la vida en el universo.- decía una voz adentro de mi cabeza. Yo me sentía tranquilo, como en un sueño cíclico y natural.
-Si yo soy ese ser que dices, entonces ¿cómo es posible que nunca haya tenido algún destello de esto a lo largo de mi vida en la Tierra?- pregunté.
-No podíamos arriesgarnos a saber que harías si te hubieras enterado y estuvieras fuera de nuestro alcance, todo esto podría ser el final de ese planeta al que llaman Tierra.
¿Por qué los humanos no tienen conocimiento de los ataques constantes a esta base?
La tierra fue cubierta por un campo de alta tecnología capaz de hacer que los humanos puedan divisar su planeta desde esta Base. Los bandidos que constantemente azotan la Base lunar no tienen esa capacidad, solo buscan alimento y este lo disputan desde aquí, la Base. De ahí que se solicite pastura cada mes y en grandes cantidades. Los humanos no serían capaces de enfrentar a estos bandidos y salir exitosos. Pero no tienes que preocuparte más por eso Éxine todo será revelado a su tiempo.
Yotta me levantó del sillón y quedó en silencio.
¿Cómo estás Yotta? ¡Hace mucho tiempo que no te veía! dije.
Continuará...