EN LA BASE LUNAR
¡Acompáñame!- dijo Lustukruv. Y mi cuerpo se puso de pie. Yo podía observarlo todo, pero no podía controlar mis movimientos, entonces sentí ganas de gritar, pero no podía hacer nada, absolutamente nada.
Entré en una habitación completamente oscura.
-Al llegar a la estación, deberás buscar a "Yotta". El te dirá que hacer. ¡Hasta pronto, Éxine!- Se escuchó distante la voz de Lustukruv y sentí como mi cuerpo se alargaba.
La presión era tanta que mi cuerpo dejo de sentir por completo. Solo recuerdo sentir como si alguien tomara un puño de arena, tan fina que se escapa entre los dedos y que después se deja caer en la cima de un castillo para darle forma.
Desperté y comprendí que había sido lanzado a la estación "Polibio", en el polo norte de la Luna. Al abrirse las puertas, un empleado me recibió.
-Sabemos por que está aquí señor Éxine, sin más demora lo llevaremos con el Teniente para que pueda regresar a la Base Suprema, donde seguramente se sentirá como en casa.
-Yo no me llamo Éxine, me llamo Juan.- dije, confundido.
-Claro, a veces el hecho de ser teletransportados después de mucho de no hacerlo produce mareos y confusión, no se preocupe, pronto estará mejor.
-¡Estoy hablando en serio!
-Esta bien. Disculpe entrometerme en sus asuntos, sin más, le llevaré con el teniente.
Estaba caminando por un pasillo que parecía interminable, el piso era azul y antiderrapante, con las paredes de un material transparente, totalmente invisible, parecía como si alguien hubiera tendido una alfombra azul sobre la superficie lunar. Volando sobre nosotros estaban los estabilizadores orbitales que desde el impacto del Halley (lo que quedaba de éste) se encargaban de mantener en la misma posicion que hace mil años a la Luna. Todo era impresionante y a la vez extraño, hasta para mí que una vez al año llevaba un encargo a la estación donde siempre me recibía el mismo empleado, solo que ahora no estaba, no comprendía nada.
-Detrás de esta puerta, el Teniente Yotta lo espera. dijo el empleado y se retiró. Y después de pensarlo algunos segundos...
-¡Abrir!- dije, y la puerta se abrió.
Detrás de un escritorio largo y de color negro, sentado de espaldas a la puerta de entrada, se encontraba un sujeto viendo un monitor donde se proyectaba el mapa de las galaxias cercanas.
-Adelante, adelante, solo un minuto porfavor- Dijo el hombre. Yo puse ambos pies dentro del lugar y la puerta detrás de mí se cerró.- Lustukruv me ha enviado la buena noticia. Siéntese, solo un minuto por favor- Caminé tres pasos hasta estar junto a la silla.- Es un honor tenerlo de regreso, después de tanto tiempo de estar buscando por todas las galaxias habitables e inhabitables- decía con énfasis- lo hemos encontrado. Ya casi está, solo un minuto, por favor- Yo notaba cada vez más enfocada su mirada en un punto del mapa.-Ahora ¡sosténgase!- fuera de la habitación, una gran explosión hizo estremecer todo el lugar. -¡Estos malditos bandidos! ¡Es el tercer almacén de pastura que nos destruyen en menos de diez dias! Lo único bueno es que usted está aquí señor Éxine, disculpe no recibirlo como se merece, pero usted sabe de las contingencias que aquí se presentan a diario. ¿Cómo le ha ido?
-Debe haber una equivocación, yo no me llamo Éxine.
-¡Qué extraño... hace quince minutos que me reportaron su llegada y aún no se le pasa el mareo! ¿Se siente bien?
-Si me siento bien ¿Quién es usted y qué hago aquí?
-¡Señor!- el hombre se puso de pie. Soy el Teniente Yotta del 3er Cuadrante de la nebulosa Lantána. Servidor de todo aquél ser libre que exista en el Universo creado, actualmente controlador de las fuerzas terrestres, fiel servidor del General Lustukruv y de usted ¡Señor! ¡Sí señor!- E inmediatemente después de gritar todo eso, volvió a tomar su lugar- Y lo que usted hace aquí, Señor, es esperar a que yo lo pueda enviar de regreso a la Base Suprema.
-Yo solo quiero ir a mi casa.- repuse.
-Desde luego, así será, pero en esta fase siento que si no coopera tendré que enviarlo por la fuerza a la Base, ya que así me lo indicaron mis superiores.
-No habrá necesidad, siempre y cuando me digan si lo que voy a hacer va a tener una buena paga.
-Claro, la mejor paga que cualquier criatura pueda imaginar.
-Esta bien, pero todo esto me parece muy extraño, créame. ¿Dónde firmo el contrato?
-Ja, ja, ja. Señor, usted si que tiene sentido del humor. Por favor, acompáñeme.
Me levanté y recordé que ese día, solamente había ido a vender pasto instantáneo.
Continuará...
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