Nos encontramos,
como casi siempre y esta vez tu tomabas mi mano. Fuimos a comer y platicábamos
de cualquier tontería; luego salimos de ahí. Estábamos cercanos, rozabas tus
brazos con los míos, nos mirábamos y no
aguantabas mi mirada; juntamos nuestras frentes, cerramos los ojos, tus brazos
entretejiéronse con los míos y tus dedos buscaban mis manos que ya te
esperaban, tu mejilla pedía mis labios y éstos
obedecieron; tu cuello, mis manos ya atraparon las tuyas y nos abrazamos de tu
cintura y mi hombro al mismo tiempo, mis labios pidieron los tuyos, pero estos
piden más sacrificio; te sujeté más fuerte para no dejarte escapar y solamente
así tu boca respondió intensa a mi solicitud suave; recibiste mi beso con tus
dientes que apretaron casi hasta hacerlos sangrar. Sí, son tuyos mis labios y mis manos y mi
cintura, mi voz, mis ojos, mi compañía y este sueño donde estamos, dijiste. Y desperté.
Al menos así fue en este sueño que recibí de regalo, en este año. Supongo que me porté algo bien.
Al menos así fue en este sueño que recibí de regalo, en este año. Supongo que me porté algo bien.