07 abril 2007

Lo que el tiempo no se llevó

Ahí estaba yo, sentado y esperando que llegara el último para empezar la grabación. Es extraño ya que yo había sido elegido de palabra desde hace tiempo atrás. Apenas habíamos escrito y melodiado un par de canciones y yo con mucho esfuerzo me sabía tocar el círculo de sol en la guitarra

Pasado un momento de charla con Elí, llego el que faltaba, el que haría que todo fuera un gran concierto, nos saludo a todos y nos fuimos al lugar de tan terrible evento, ya no recuerdo si eramos tres o más, pero estabamos todos listos para tocar.

Cada uno tomó asiento, el teclado se encendió y se le ajustó el volumen, las guitarras se ajustaron de tal modo que se pudiera oír, comenzó el sonar de gente y un previo de guitarra anunció que estabamos listos: "Un, dos, tres, cuatro y..." Todo comenzó a sonar bien, dabamos una vuelta al círculo de sol y comenzaba la tonada, de esa parte me encargué yo y me dió seguida Elí que aún no parecía listo para cantar.

Siempre soñe
que tu vendrias a mi.
Y hoy que es así,
me siento tan feliz.
Creo estar soñando cuando tu me besas así.

Y seguía la canción, que hasta la fecha no se quien la escribió. Una vez terminada, se escuharon los aplausos y de ahí no cesó el sonido que nos acompañó durante todas las canciones (la mayoría en círculo de sol).

Todo era emocionante, y tambien se estaba grabando para la posteridad, las guitarras no desafinaron, increíblemente logramos terminar de cantar absolutamente todo lo que nos habíamos propuesto.

Después de eso, no sé que fue lo que nos interrumpió y todo se apagó, tuvo que sera así ya que estabamos haciendo mucho ruido; desconectamos todo y nos fuimos a la sala, donde platicamos mientras veíamos una película. Después de un par de horas cayó la noche y nos comenzamos a ir a nuestras casas, uno por uno, y como era costumbre, me quedé al final, me despedí de todos los que ahí se encontraban y Elí me acompañó a la puerta, nos despedimos de mano y quedamos listos para volvernos a ver al siguiente día para seguir haciendo teatro con nuestros saberes musicales y con el teclado que hacía los sonidos de público en su cuarto de reunión; y por supuesto, para seguir riendo.

¿Qué habrá sido del cassete donde grabamos todo eso?

Vaya que en aquel entonces todo parecía que era indestructible e inseparable, pero el tiempo cambia las cosas. Por supuesto, la amistad sigue y la música es indestructible, cuestión que el tiempo no se ha podido llevar.