05 mayo 2010

Reflexiones para un rato de Ocio (Inconcluso)

¿Qué se hace cuando tienes deseos de escribir pero ninguna idea de qué?

Supongo que nacen los Absurdos que crearán tal vez una teoría inmaculada sobre cualquier alucinación repentina.

Escucho música, eso puede ayudar, pero es una canción que no me gusta demasiado: Silvio cantándole a Violeta Parra. Bueno. Los latinoamericanos pecamos de tener nuestros mártires y seres vanagloriados e idolatrados aún después de muertos; los recordamos con el hubiera, dijo, y demás falsos futuros y efímeros pasados; así los convertimos en leyendas admirables y ejemplares modelos de vida, aunque se hayan suicidado producto de sus vicios o hayan sido unos completos inútiles para la sociedad o incluso para el planeta.

De esta manera me recuerdo a varios así: el vocalista de Nirvana (Kurt), Morrison, Colosio (ja, ja), Selena, Violeta, Ernesto Guevara, Lennon, Pedro Infante, José Alfredo, Valentín, Paco Stanley, Frida, Jesús, y bueno, la lista es interminable y hay de cualquier rol social y laboral. ¡Pff! Que ociosidad andarles recordando con tanto ahínco.

Puede que el ser humano, en su necesidad de creer en algo más allá de sí, recurra a todos estos personajes martirizados, legendarios y ejemplares para darle un sentido más terrenal a su existencia.

La necesidad de sentirse acompañados del dolor de Cristo cada año no es suficiente para mi generalizada sociedad católica. Hay que buscar a aquél que es contemporáneo, que nos hace sentir cerca de algo inmenso, alegre, ideal, infinito y al mismo tiempo tan, pero tan alcanzable, que por un momento creemos estar en la perfección del mundo, misma que cuando salimos de casa, al doblar la esquina, se pierde cuando vemos al vecino Caratriste (me he inventado un apellido) de regreso a casa. Entonces recurrimos a los mismos personajes, y a los infinitos Santos, para darnos consuelo en nuestra tristeza citadina. El ciclo es interminable, y será así mientras existan humanos incapaces de observar el mundo tal y como es: un pedazo de tierra y demás naturaleza que nos ha tocado admirar, vivir o sufrir en un pequeñísimo lapso de tiempo.